Hoy busqué un poco de tranquilidad cerca del mar. Con todo mi corazón deseaba silencio, algo que parecía iposibleuir en un pueblo con más personas que granos de arena . Resulta que la playa estaba insoportáblemente llena de gente y casi me rindo y me vuelvo, pero vi un lugar, un poco lejos, casi desierto. No me rendí y seguí hasta ese sitio. Ahí encontré el silencio que buscaba.
En esa calma pude escuchar la canción que entonaba el mar. Pude ver el dibujo que miles de caracoles estampaban sobre la arena, marcando el lento camino recorrido. También encontré un escarabajo desubicado que quizo conocer el mar.
Si me hubiera rendido, si no hubiese atravezado a toda esa gente, ese ruido, esa basura en la arena, me hubiera perdido de todas esas maravillas naturales. Porque, mi Chino, no podemos valorar lo que tenemos si no lo deseamos primero con todo nuestro corazón y no atravezamos todos obstáculos que se interponen entre nuestros deseos y nosotros.
Estoy lejos, pero no dejo de pensar en vos.